domingo, 13 de julio de 2008

Los “Altos Grados” en Masonería

Por Hno:. Alain Bauer

Hay que confesarlo con franqueza, la cuestión de los Altos Grados perturba el debate masónico. Esta perturbación revela dimensiones organizativas (Obediencias contra Potencias), simbólicas (el grado de Maestro ¿es el último grado concedido por las logias azules o el primero de los otros Grados?) diplomáticas; y psicológicas a veces.

Más allá de los interrogantes sobre la transición y la transmisión entre operativos y especulativos, que encuentran, por fin, algunas respuestas gracias a los trabajos publicados por René Desaguliers (ver la colección de Renaissance Traditionnelle) Roger Dachez (des maçons opératifs aux Francs Maçons spéculatifs) o el investigador escocés David Stevenson, nos permiten pasar de la historia romántica a una historia racional, pero la problemática de los Altos Grados no está todavía esclarecida.

Sabemos, sin duda alguna, que la tradición masónica, cualquiera que sea el origen mitológico o histórico que aceptemos, se organiza alrededor de dos grados (aprendiz y compañero) de un oficio prohibido (el cowan, jornalero que está fuera del oficio) y, más tardíamente del grado de maestro. La cuestión de los altos grados aparecerá ulteriormente dentro de un concepto especulativo. Pero, de todas maneras la respuesta no es ni suficiente, ni satisfactoria. Y su remanencia impone ir aún más allá.

Del desorden a la unidad
Desde el año 1730, referente a los grados masónicos, la anarquía prevalece en Europa. Las obediencias no han podido regular el caos. Desde 1737, el famoso Discurso de Ramsay, profusamente difundido, abre en las logias un vasto horizonte legendario. Refugiado jacobita, muy cercano de los Estuardo; las intenciones políticas de Ramsay parecen predominantes para atar los Altos Grados a la Orden Templaria y a una Logia-Madre situada en Kilwinning.

Entre 1730 y 1750, los masones incrementan los nuevos grados, ceremonias y ritos. Las Logias trabajan entonces según rituales muy relativos. La configuración de James Anderson con sus obligaciones tiene una difusión lenta y muy azarosa. En algunos lugares, la Estricta Observancia, los consejos de Caballeros de Oriente o de Emperadores de Oriente y Occidente, fragmentos de grados llamados escoceses (Y que no tienen, todavía nada que ver con el REAA o el Rito Escocés Rectificado), tienen éxitos relativos e implantaciones precarias. La masonería de Altos Grados se confirma entre sucesos locales, leyendas y vestigios mitológicos. Pero será más que nada la voluntad de confirmar los escalones superiores, siguiendo el sentido de la lógica social de la época (Órdenes, castas) lo que parece ser da un impulso a la profusión de sistemas.

Poco a poco, las logias se democratizan, aceptan negros, judíos, musulmanes, mujeres (creación de logias de adopción), pero la mayoría de la masonería quiere conservar un sistema elitista. Los nobles no son los únicos protagonistas de esta situación. Burgueses, eruditos y arrivistas tratan también de encontrar un lugar en este edificio sin bases sólidas, especie de torre de Babel estructurada para vestir parámetros que demuestran una invectiva textil extraordinaria.

La primer Gran Logia de Francia, no sabrá como administrar los otros grados. Los desaprueba en 1743, los reconoce en 1745, intenta disciplinarlos interviniendo el Consejo de los Caballeros de Oriente (primera versión), luego interviene el Gran Consejo de los Kaddosh, que otorgará su famosa patente a Etienne Morin; pero la Gran Logia debe renunciar de nuevo en 1766.

La Gran Logia informa entonces de que no reconocerá más que los tres primeros grados, con el consiguiente descontento de los masones de los Altos Grados, lo que obliga a la Gran Logia a cesar sus trabajos en 1767. Tal decisión servirá de experiencia al Gran Oriente de Francia, que en 1773, toma la precaución de no ocuparse más que de los tres primeros grados simbólicos.

Unificación bajo la égida del Gran Oriente de Francia
La construcción de la Obediencias, particularmente del Gran Oriente, se hizo afinando el arte del compromiso. Regularización estricta de los rituales de los tres primeros grados, inclusión de talleres provenientes de otros Sistemas, unificación de ritos en una pluralidad aceptada por todos, permitieron afirmar la universalidad de la Iniciación, las visitas, el Mis hermanos y hermanas te reconocen como tal produjeron que, sin Obediencias, la masonería no podría ser universal.

En complemento, Roettiers de Montaleau y la Cámara de los Grados, aceptan los Altos Grados y crean el Gran Capítulo General de Francia, cuya V Órden incluirá todos los grados físicos y metafísicos y todos los sistemas, particularmente aquellos adoptados por las asociaciones masónicas siguientes. Si bien es cierto que esta creación permite integrar un pseudo gran capítulo que se reclama con una falsa patente de 1721 (llamada patente del Dr. Gerbier, que se reivindica como el primer Caballero Rosa Cruz), el objetivo central es controlar el caos existente en los Altos Grados. En abril de 1776 el Gran Oriente había ya firmado un acuerdo con los tres directorios de la Estricta Observancia, seguido de un tratado con la Madre-Logia Escocesa de Francia.

La puesta en sueño de los Consejos de Caballeros de Oriente y la integración de los Emperadores de Oriente y Occidente en 1773 facilitaron la tarea del Gran Oriente de Francia.

La organización de sistemas coherentes, caballerescos y cristianos para el Rito Escocés Rectificado, está basado sobre el Convento de 1778 que fue presidido por Prost de Royer, en presencia de Willermoz y asistido por Jean de Turkheim, cuyo rol ha sido subestimado, tomando como base una reforma de la Estricta Observancia, conservando siempre las reglas del orden interior Templario; esta reforma confirma el lugar central de los Caballeros Benefactores de la Ciudad Santa, que decido no hacer referencia a algún Superior Desconocido (Dios por ejemplo). El GODF firma un tratado con el Régimen Rectificado en 1776.

El REAA, más sincrético y progresivo conseguirá rápidamente instalarse en el sistema francés, gracias a una particularidad: permitir a las logias de Rito Francés, la posibilidad de escoger entre el REAA, sistema de 25 grados (después 33 grados) o a las 4 Órdenes del Rito Francés. Consigue incluso la capitulación del Gran Capitulo Metropolitano de Rito Francés que reconoce, en 1821, que el grado Kaddosh es superior a la Cuarta Orden del Rito Francés.

La llegada del Rito Egipcio (de 33, 95 a 99 grados), la profusión de otros sistemas, contribuirán a perturbar la vida masónica. Las obediencias dudan entre reconocerlos, para poder controlarlos o ignorarlos para no comprometerse.

Los Side Degrees en Inglaterra
Los ingleses han sido partidarios de no reconocer como legítimos sino los 3 primeros grados. Aprendiz recibido, Compañero de Oficio y Maestro Masón, así como el Orden Suprema del Santo Arco Real. Los tres mosqueteros eran pues cuatro.

La Gran Logia de Inglaterra no reconoce las otras obediencias. el mito de la muerte de Hiram no parece necesario para la masonería azul. Nada aporta a la búsqueda iniciática. Pone la cuestión de buscar y encontrar a los culpables, de hacer justicia, de encontrar algo más allá. No todo está claro en el ritual de los tres primeros grados.

Talleres “parciales” y no superiores
El GODF ha permitido a los hermanos continuar en los Altos Grados, así como la masonería simbólica, ha dado motivos a leyendas. Parece ser que los Altos Grados provienen de los masones especulativos o místicos; hacia la mitad del siglo XVIII se organizan círculos esotéricos so capa de la masonería.

Después de la crisis de 1994 del Gran Colegio de los Ritos y el renacimiento del Gran Capítulo General en 1996, las crisis de 1977 y 1998, la autoridad concedida al Gran Maestro como protector de todos los Ritos, permiten a las logias funcionar libremente y escoger el Rito.

No hay Altos Grados en la verdadera masonería. No hay más que hermanos y hermanas que han escogido cómo vivir la masonería, sin egoísmo ni integrismo, aceptando el equilibrio entre iniciación y un compromiso cívico.

La Francmasonería ha tenido el coraje de suprimir los “superiores desconocidos”. En el GODF se afirma que no hay tampoco “superiores conocidos”. En el Gran Oriente permanecen en igualdad y se reconocen por la palabra, el signo y el toque.

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