La más grande de las representaciones del globo terráqueo en Cuba que se encuentra en la cúspide del Gran Templo Nacional Masónico ha vuelto a girar luego de haber sufrido una rotura que la obligó a detenerse por cerca de tres décadas.
Vivificada y pintada con los colores simbólicos del mar y la tierra, gira en los horarios comprendidos de 9 a 12 del día; de dos a cuatro de la tarde y de seis a 11 de la noche.
La esfera es de aluminio, hueca, con un eje de hierro de cuatro pulgadas de ancho y, por su radio, abarca aproximadamente una superficie de 36 metros cuadrados en la azotea del edificio.
El inmueble, que consta de once plantas, cinco de las cuales son dedicadas a las labores de la masonería cubana, fue sede de la III Conferencia Interamericana de Masonería Simbólica los días 26 y 27 de febrero de 1955, fecha en que se consagró la majestuosa edificación con la esfera giratoria.
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