lunes, 24 de marzo de 2008

La Masonería en Euskal Herria

Por Editor Logia Itaca
A la hora de trazar una aproximación, siquiera brevemente, a la historia de la Masonería en Euskal Herria, hemos de acudir al libro de D. Francisco Rodríguez de Coro, que bajo el título de "Los Masones" y editado por la Fundación "Sancho el Sabio" con el patrocinio de la Caja de Ahorros de Vitoria y Álava trató de manera objetiva esta cuestión.Ya en este libro se recuerda que la Masonería no es un fenómeno reciente en Euskal Herria, sino que dejó sus huellas en el país tempranamente, pudiendo afirmarse que la primera logia de la que tenemos constancia es la logia “Saint Jean”, de Bayona, fundada en 1.743. Así mismo, no se puede dejar de citar a la logia “Les Pyrenées”, con taller en Bagnéres de Bigorre que inició sus trabajos en julio de 1.787, siendo una de las pioneras en nuestros valles de Euskal Herria. Estas dos son, pensamos, los antecedentes conocidos de la implantación de la Masonería en nuestro entorno.Poco después, el 20 de noviembre de 1.790 se reunieron los francmasones de Bayona en “Les Amis de la Constitution”, sociedad que tuvo desde el principio el beneplácito del masón Dubrocq, a la sazón alcalde de la ciudad, consagrándose así como otro antecedente más de la Masonería en Euskal Herria.Los problemas durante esos años para los masones en Hegoalde. Sólo las poblaciones vascas de Bayona y sus alrededores lograron exorcizarse de los falsos juicios sobre la Orden que existían al otro lado del Bidasoa, fortaleciéndola con la fundación de las numerosas logias, como “La Zélée”, de brillante y longeva trayectoria, y otras, donde recalarían los “aprendices de la libertad” guipuzcoanos, en momentos de agresión, temblor o ira.Por aquel entonces, aparecería la “Real Sociedad Bascongada de Amigos del País”, sociedad cuya participación e influencia, a través de alguno de sus miembros, en la Masonería vasca es incuestionable. En 1.763 se presentó el plan de creación, el año siguiente se fundó de hecho en Vergara y en 1.765 fue aprobado en Junta General, seguida de una segunda en Azkoitia.La “Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País” nace primero como una idea, devanada y considerada en todos sus aspectos, en las reuniones y tertulias que el Conde de Peñaflorida celebraba en su residencia de Insausti en Azkoitia, a las que asistían puntualmente el Marqués de Narros y Altuna, personas todas ellas caracterizadas por su conocimiento del nivel industrial y cultural de otros países y unidos por un sentimiento de desolación ante el panorama que presentaba el País Vasco al que se sentían unidos.Cristalizaron estos anhelos de modificar las estructuras que les rodeaban en una asociación que posteriormente pudo transformarse en la “Sociedad Bascongada de los Amigos del País” y sus primitivos Socios o Amigos llegaron a ser conocidos como "los Caballeritos de Azkoitia".Uno de estos precursores daría posteriormente, según se cree, nombre a una de las más importantes logias vascas, la Logia “Altuna”, acentuando todavía más esa vinculación, por lo menos en el pasado, de la Masonería con la “Sociedad Bascongada de los Amigos del País”.Descarriados, desaprensivos e irrespetuosos pensaron que el prestigio del Conde, alcalde de Azcoitia, sufriría menoscabo con la acusación de masón. Pero en vano. El “patriarca de todo un país” -como le llamó el inglés Jeardine- se encontraba a gusto en los cauces de la “Enciclopedia”, pero sin perder la ortodoxia de su fe. Simplemente, en su variada vida tuvo algo que decir y que hacer y, devorado por esa comezón, lo realizó aunque contrastara con las ideas y usos de su tiempo y de su espacio.Otros “bascongados”: su segundo hijo, Antonio Munibe y José de Eguía, último hijo del marqués de Narros, como Eugenio de Izquierdo, profesor y amigo de ambos y por otro lado Fausto de Elhuyar, jóvenes intrépidos, bajo la tiranía del futuro, daban su nombre a la Masonería, con el único objeto, sin duda, de transmitir vida, de alcanzar la patria de la libertad y de las libertades también para Euskal Herria.A los cuatro “bascongados” no les importaba el sistema. A su edad la especie era lo que contaba. Por eso también aquí había que mejorarla, aliviar su oscurantismo, asediar la incultura, favorecer la creación con las ciencias empíricas, fundirse con las ideales de otros “aprendices de la libertad” organizados, aguardar con paciencia los frutos de una siembra de humanismo, recrearse en lo que les quedaba de paraíso alrededor.Se dice que cada criatura intuye, aprende, cuál sea su deber, leyéndolo en el órgano que la distingue, al que se subordinan todos los demás. Nuestros masones “bascongados”, prendidos del ala por Centroamérica, eligieron la razón, el alma, el pensamiento y obraron en consecuencia, sin olvidar los valores de Euskal Herria, de donde salieron y a donde se retiraron.La relación de algunos “bascongados” con la Masonería se caracterizó por su sencillez y dedicación sincera, sin dramas de ningún tipo. Pusieron su mecanismo en marcha y sin darse las prórrogas del prejuicio eligieron los principios morales y filosóficos que la Masonería especulativa les ofrecía.Pero centrémonos en otras logias que nos antecedieron, haciendo especial referencia a la situación en el sur de nuestro País.Tras la invasión de las tropas napoleónicas en 1.808 comienza, también en Euskadi, la época de la llamada Masonería bonapartista. Ésta no era una Masonería de afrancesados, decididos partidarios de las reformas constitucionales, como la existente en esos mismos momentos en nuestro entorno más cercano, sino una Masonería que se asentaba mayoritariamente en las tropas invasoras y que dependía directamente del Gran Oriente de Francia.En el Anuario de Gran Oriente de Francia correspondiente a 1.811 ya aparecen dos logias francesas, "Les Frères Unis" de San Sebastián, fundada el día 18 de julio de 1.809 y la logia "Les Amis Reunis de Saint Joseph" fundada en Vitoria, el 22 de mayo de 1.810.El Gran Oriente de Francia, en agosto de 1.809, concede la carta de constitución a la logia “Los Hermanos Unidos de San Sebastián”. Sus quince fundadores fueron de nacionalidad francesa y sólo dos tenían su residencia en la ciudad. Cinco eran jefes y oficiales del ejército. Se trata de una Masonería bonapartista de tinte político, muy distinta a la otra reflexiva e intimista que predomina entonces en otros países.En ese mismo año, en los valles alaveses, aparece la logia “Los amigos de San José”. Esta logia de Vitoria venía reuniéndose desde 1.809 transitada y devastada por la irregularidad, pues caminaba por libre. El día 21 del primer mes de 1.810 deciden en logia abierta solicitar al Gran Oriente de Francia su afiliación, “animados del deseo de trabajar regularmente por la gloria de la masonería y el bien general de la humanidad”.La logia vitoriana quedó constituida regularmente por una carta patente del Gran Oriente de Francia, el 21 de agosto de 1.810, sin embargo hasta el 5 de marzo del año siguiente no tendría lugar la tenida de instalación solemne.Desde la reposición del absolutismo en la España de 1.823 y la agitación de los carlistas en los valles vascos, muchos liberales optaron por el exilio voluntario en Bayona. La mayor parte de los francmasones instalados en logias vascas eran profundamente anticarlistas, pero los hubo igualmente carlistas militantes, rompiendo así esa idea de la Masonería como institución enfrentada al carlismo y a las tradiciones vascas. Se sabe, por ejemplo, que el 9 de junio de 1.834, los hermanos Detroyat, miembros de “La Zelée”, en colaboración con Da Cruz, cónsul de Portugal y masón de “La Parfaite Reunión”, organizaron el paso clandestino, hacia Elizondo, de don Carlos María Isidro de Barbón, hermano del rey Fernando.En 1.839, levanta columnas en Bilbao la logia “La Vigilancia”, adscrita al Gran Oriente Nacional de España, creado en 1.838 bajo la gran maestría de Pedro de Lázaro. En 1.841 nace en Vitoria una segunda logia, “Les Vengeurs d'Hiram”. Tuvieron una actividad escasa, pero colaboraron a mantener vivo el emblemático lema de la Orden.Ferrer Benimelli nos habla de la logia “Cosmopolita Fraternal nº 20”, fundada el 22 de mayo de 1.870 bajo los auspicios del Gran Oriente Nacional de España, de la que no hemos encontrado ningún rastro de su documentación. Sí, de dos años más tarde, de 1.872, aparece en los listados del Boletín de este Grande Oriente la “Aureola Guipuzcoana” de Donostia-San Sebastián, después de la de Pasajes “Buenaventura nº 27” y de la de Irún “Triángulo nº 31”.En noviembre de 1.872 se erige en Vitoria la logia “Luz de Vitoria nº 85”, que tuvo gran influjo en la vida profana de la ciudad, y el 14 de diciembre de 1.879 nace, en la misma localidad, la logia “Victoria”. Constaba entonces de veintiséis hermanos, casi todos jóvenes y dedicados en gran parte a la milicia o a profesiones liberales. Precisamente en esta logia trabajaba Manuel Iradier, director de "La Exploradora" colonizador de Guinea Ecuatorial y Río Muni, quien por esas techas de abril de 1.881 ejercía de Secretario y tenía su domicilio en el número 6 de la vitoriana calle de la Constitución, según consta en los documentos del taller. Este masón ha dado nombre a una Logia que mantiene vivo el espíritu de la Orden en Vitoria-Gasteiz.En relación con Navarra, sabemos que la logia iruñesa “El Foro del Norte” se reconstituyó el 12 de marzo de 1.870, contando con ocho hermanos, de los que siete vivían en Pamplona. Según algunas investigaciones, esta logia levantó columnas en la misma fecha de 1.870. Más actividad tendría, no obstante, “La Resolución de Sangüesa”, surgida en 1.886 con cinco hermanos fundadores, que se convertirían en veinte al año siguiente. En Tudela se funda, en junio de 1.888, la logia “Vega del César” y en Tafalla, desde septiembre de 1.890, “La Justicia” que se desarrolla.En Bizkaia, “La Caridad nº 200” levantó sus columnas el 30 de septiembre de 1.885 y se consolidó en breve como goze para todo el territorio vizcaíno. En tierras guipuzcoanas alzó columnas “La Providencia nº 270” en los valles de Donostia-San Sebastián, allá por 1.890 (27 de marzo de 1.890) y en Irún venía trabajando “La Luz de la Frontera” desde 1.893 (29 de mayo de 1.893). El 17 de mayo de 1.932 se constituía en San Sebastián la logia “Altuna”.La guerra de 1.936 supone, para la Masonería vasca, un desbarajuste. Tras la contienda, el régimen vencedor se propone desmantelarla y desencadena contra ella una injustificable persecución cuyas secuelas se dejan notar todavía en las actividades de las logias cara a la sociedad.Recuperadas las libertades democráticas en el Estado español, la Masonería comenzó paulatinamente su trabajo de reconstrucción, impulsado por aquellos hermanos que habían mantenido el testigo de la tradición masónica en el exilio.Desde Méjico y Francia, principalmente, llegaron los hermanos que levantaron de nuevo columnas en Madrid y Barcelona y ya partir de ahí se fue extendiendo parsimoniosamente el impulso constructor, que fue levantando logias en Valencia, Sevilla, Valladolid, Zaragoza... y también en los Valles Vascos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Masoneria txarra da eta joan pikutara makutuak espainatzaileak gora euskadi azkatuta!gora gure arraza!!!