jueves, 19 de junio de 2008

Gracias por haberme acompañado

Estimado lector / a:
Esta es la última vez que, durante mi mandato que vence el 24 de junio de 2008, llego a Usted a través de nuestro boletín electrónico. En el número del mes próximo otro será el Gran Maestre de la Argentina. Dado que muchos de los lectores de este medio no son Masones, el inevitable balance será, no sobre mi gestión, sino referido a los temas que hemos enfocado.La dinámica del mundo ha conferido un valor superlativo a la comunicación y así lo hemos entendido en la Masonería Argentina. Descubrimos, guiados por nuestra idea de poner al hombre en el centro de la construcción social, enrolados en el "Nuevo Humanismo", que exponer ideas en forma libre era el aporte que podíamos hacer desde nuestra "discreta" Sociedad.Claro que cada uno de los editoriales que publicábamos no era resultado de simples disquisiciones personales, sino muy por el contrario, un resultado del pensamiento colectivo que se genera en el debate de ideas dentro de nuestros templos. Creemos que es la única forma en que una construcción desarrolla todo su potencial, capitalizando el disenso. De esta manera, hubo temas que marcaron hitos importantes.Una enumeración sería extensa en demasía, pero no puedo, ni debo, soslayar la mención de la declaración de la "Carta Antártica".En ella exponíamos nuestro pensamiento y principios acerca del futuro del planeta y sus recursos naturales.También hemos llamado la atención sobre los cambios en el Consejo de la Magistratura, como uno de los tantos temas relacionados a la calidad de las Instituciones de la República, entendiendo que el proceso constructivo de nuestra patria aún es incipiente y todavía hay mucho camino por recorrer.Cito a modo ejemplificativo: La energía y sus nuevos desarrollos; la educación y su valor cardinal en cuanto al futuro y la grandeza de la nación; el estratégico peso del agua en el equilibrio futuro de las sociedades; la imperiosa necesidad del diálogo ante los emergentes de inestabilidad política regional en Latinoamérica; el acercamiento ecuménico a todas las religiones, por aquello de que "mientras haya pastores... habrá un rebaño que cuidar"; la responsabilidad cívica de ser ciudadanos y no meros habitantes. Tres años de un trabajo que ameritan mi vuelta a la reflexión en nuestros templos y un contacto cotidiano con las Logias, para recuperar el Espíritu masónico de la discreción.He recorrido las logias de nuestro país y me he enriquecido más allá de mis expectativas al asumir mi cargo con las opiniones de innumerables ciudadanos que habitan en nuestra hermosa República Argentina. Es el valor de mis hermanos lo que cuenta en este resultado final.No puedo evitar mencionar que el destino me premió con algo inolvidable: durante mi presidencia se cumplió el sesquicentenario de la creación de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones. En este importante evento, tal vez por primera vez, la Masonería ingresó a la Catedral Metropolitana de Buenos Aires a rendir honores a nuestro más ilustre iniciado, Don José de San Martín.Recibimos a los Grandes Maestres de toda América Latina y representantes de Armenia, España, Francia y Estados Unidos.Contamos con una increíble presencia de Hermanos paraguayos, como también de brasileños recientemente hermanados con una Logia Argentina. Mil cuatrocientos invitados para un festejo legítimo en su esencia: ciento cincuenta años acompañando la formación de la República Argentina.Nos queda hoy la preocupación por el conflicto actual, para lo que recordaré mis notas del editorial de Junio de 2006: "Todos sabemos que el disenso no lleva implícita la enemistad, sino, por el contrario, la posibilidad de analizar diferentes visiones de una construcción. Un buen arquitecto escucha siempre a los constructores, acepta sugerencias y puntos de vista diferentes, llegando en muchos casos a modificar el proyecto original. Sabe que su flexibilidad y actitud de escucha redundarán en una obra más bella. Cuando el proyecto a construir es una nación, este modelo es más necesario aún.Por supuesto que en este caso el desafío es más grande, ya que no solo se discuten alternativas, sino visiones que generalmente son diametralmente opuestas. Una metodología positiva pondría el acento en buscar los puntos de coincidencia, antes de pelear por imponer la "propia razón" en las diferencias.Sin siquiera un atisbo de exageración en el optimismo, podemos encontrar que las coincidencias son muchas; más aún de las que imaginamos".Ratifico hoy estas palabras, con más fuerza aún. El próximo mes, otro Gran Maestre será quien firme, pero el espíritu será el mismo, reflejo de los valores de todos los Hermanos Masones de la Argentina. Gracias por haberme acompañado y por seguir acompañando a mi sucesor.¡Que así sea!Fraternalmente, hasta siempre,

Dr. Sergio Héctor Nunes
Gran Maestre.

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