miércoles, 14 de noviembre de 2007

Monumento a Garibaldi.

Restauran el monumento a Garibaldi

El equipo de restauradores del municipio ya inició los trabajos, que demandarán un año. Instituciones y gobiernos italianos comprometieron aportes para solventar los costos Marcelo Castaños El monumento a Giuseppe Garibaldi que se levanta en Oroño y Cochabamba comenzó a ser sometido a un proceso de restauración que le devolverá la imagen del garibaldino, una estatua de casi tres metros de altura y 6 toneladas de mármol de carrara que era parte del grupo escultórico y fue destruida por una bomba.

El monumento, que alguna vez ocupó un lugar en la vieja mansión de los masones y que fuera donado a la comunidad italiana para engalanar la plaza Italia del parque Independencia, volverá a su forma original. Ello es posible tras un trabajo minucioso del equipo de restauración de la Municipalidad y gracias a una campaña del Consulado de Italia que consiguió los fondos de distintas regiones y ciudades peninsulares hermanadas con Rosario (ver aparte). Según el cónsul Claudio Miscia, “así como Garibaldi unificó a Italia, esta campaña unió a todas las colectividades italianas tras la imagen del héroe nacional”.

El monumento fue realizado en 1885 por el italiano Alessandro Biggi, que también hiciera el grupo escultórico de los próceres en la plaza 25 de Mayo. Inaugurado el 8 de octubre de 1898, fue encomendado por los masones y estuvo en el edifico de la logia masónica Unión 17 (Laprida 1029) hasta que la mansión fue modificada y el monumento fue donado para ser colocado en la plaza Italia.

Se trata de un grupo escultórico de mármol de carrara donde sobresale, a lo alto de una columna, la imagen de un Garibaldi joven, que señala hacia adelante y con la mano izquierda mantiene firme una espada. Debajo, en el plinto del monumento, un joven con la camisa desabrochada, los puños y las botamangas arremangadas, simboliza al guerrero garibaldino.

Durante el siglo XX el monumento sufrió continuos actos de vandalismo: primero le cortaron los dedos al garibaldino y luego le extirparon las manos. Hasta que en 1984 una bomba hizo volar por el aire al garibaldino, que quedó hecho añicos. Tan así es que hoy las partes reconocibles a simple vista de esa estatua de casi 3 metros de altura y 6 toneladas de peso son la cabeza (con la nariz dañada), el torso, una pierna, parte del glúteo y los pies, que quedaron adheridos a la base del monumento.

Después, lo recogido por Parques y Paseos son unas 300 piezas cuya pertenencia hay que estudiar para conseguir que encajen en la estructura total. Además, la explosión hizo que los bloques de mármol fueran desplazados.La restauración.

Según explicó a La Capital el responsable de restauración del municipio, Marcelo Castaño, la primera etapa consiste en la documentación fotográfica del monumento. Necesitan tener retratado el garibaldino lo más fielmente posible y para ello están a la caza de fotos de época con detalles de la figura original.

Por ejemplo, las fotos tomadas de cerca ya tienen los dedos mochados y en la que están todos es lejana y no ofrece muchos detalles. No es un dato menor, por cuanto hay un debate muy profundo en la restauración sobre qué debe reponerse y qué no: algunos consideran que la destrucción, aun la del vandalismo, es parte de la historia de una obra y así debe quedar.

Pero también se discute entre quienes apuestan a la restauración qué debe dejarse y qué no. Incluso hay una discusión técnica sobre el uso de pernos metálicos para unir las partes más pesadas. “Todo esto deberá consensuarse con el cónsul, una vez que sepamos realmente qué es lo que podemos reconstruir”, aclaró Castaño.

Tras el relevamiento fotográfico viene la etapa de los análisis químicos de las distintas partes del mármol para ver el tipo de deterioro al que están expuestas y poder actuar sobre ellas. Además de limpiar los grafitti, hay que quitar los microorganismos y vegetación.

Después de recalzar las piezas que quedaron desplazadas en la estructura (el atentado movió bloques enteros de mármol del plinto y destruyó otros) viene la etapa compleja y decisiva de la reconstrucción: el armado de las partes, que en algunos casos se hará en los galpones de la Municipalidad y en otros, calculan, deberá hacerse en el mismo monumento, por el peso y las dimensiones del garibaldino.

Para esto hay que armar un puente que permita montar los distintos aparejos, con lo cual la empresa no pasará desapercibida.Para unir las piezas se utiliza un pegamento especial, e incluso —si así se acuerda— se pueden usar pernos metálicos internos. “Hay piezas que no sabemos de dónde son exactamente, pero las importantes son las que dibujan la estructura, las que nos permiten ver cómo era el garibaldino”, afirma el restaurador.

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